El nuevo técnico de Boca Juniors, Sebastián Battaglia, dirigió hoy su primer entrenamiento del plantel profesional, mientras el despedido técnico Miguel Russo fue a saludar a sus ex jugadores y se retiró sin hacer declaraciones a la prensa, ante un final anunciado de su segundo ciclo como entrenador “xeneize”.
Todavía sin una comunicación oficial por parte del club y con la presentación de Battaglia anunciada esta tarde en la Bombonera, la salida de Russo -determinada ayer por Juan Román Riquelme y los integrantes de la secretaría de fútbol- no sorprendió a quienes siguieron el minuto a minuto del “mundo Boca” tras la derrota del domingo pasado ante Estudiantes en La Plata.
En la mañana soleada de Ezeiza se vieron las últimas imágenes de Miguel Russo caminando al lado de Riquelme, Jorge Bermúdez, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, los integrantes del Consejo de Fútbol boquense.
En tanto, Battaglia -junto con su ayudante Juan Kuproviesa, Mariano Herrón y Fernando Gayoso, quienes seguirán con sus contratos y trabajarán con el exmediocampista- le hablaba al plantel en uno de los gimnasios del predio.
El técnico tendrá una conversación aparte con los referentes, de quienes se dice que no fueron muy solidarios con el entrenador despedido cuando anoche desde el Consejo se les preguntó cómo estaba la relación entre Russo y el plantel.
En el entrenamiento de hoy, el nuevo técnico todavía no mostró sus cartas y se verá en estos días si tendrán más participación los juveniles a quienes entrenaba en la Reserva, su “caballito de batalla”. O si será como expresó alguna vez en una entrevista: “Los chicos son importantes pero no puedan jugar solo los chicos”.
Mientras, las redes que pedían la renuncia de Russo de golpe empezaron a valorar el trabajo del DT saliente, quien logró una Superliga (a medias con Gustavo Alfaro) y la Copa Diego Maradona del fútbol local, y se colgó las medallas de eliminar por penales en dos mano a mano al River de Marcelo Gallardo.
“Hay que seguir trabajando, estar tranquilos, soy el primero al que le molesta perder”, dijo Russo en la rueda de prensa después de perder 1 a 0 ante Estudiantes de La Plata, con una cara que presagiaba horas difíciles para su futuro.
Después de un lunes agitado, por la tarde el Consejo encabezado por Riquelme estaba reunido en Ezeiza y Russo se sostenía en su seno familiar en Rosario. La comunicación entre Román y su entrenador amigo, según sus palabras cuando asumió en diciembre de 2019, fue clara y precisa: la decisión ya estaba tomada.
“Ya está, Russo no sigue. El Consejo de Fútbol estaba esperando un gesto de Miguel pero no se dio”, contó un vocero del grupo que maneja el fútbol boquense consultado por Télam, quien también resaltó que el técnico quería seguir.
La seguidilla de resultados adversos, con un arranque atípico en la Liga Profesional (Boca está 24to. en la tabla, en un torneo con 26 equipos) y 10 partidos sin ganar, colocaron en una situación incómoda al director técnico, que tenía contrato hasta el 31 de diciembre de este año.
“Yo a Miguel lo quiero mucho, hablo de fútbol con él, a veces coincidimos y a veces no”, dijo Román semanas atrás en sus pocas presentaciones mediáticas.
Sin embargo, el dirigente pudo más que los sentimientos personales y el propio Riquelme tomó la decisión de pedir la renuncia de Russo, más por las formas de su juego que por los resultados, y algunos que conocen bien al “10” dicen que tuvo su último hartazgo cuando vio que el técnico puso línea de cinco defensores en La Plata el fin de semana pasado.
“Boca tiene que jugar mejor. Tenemos plantel para eso”, dicen desde el departamento de fútbol “xeneize”.
Algunos cercanos a Russo sostienen que en este mercado de pases se fueron once jugadores, entre ellos Carlos Tevez y que se trajeron apenas cuatro refuerzos.
Tampoco sorprendió a quienes viven el “mundo Boca” a diario, que el presidente Jorge Ameal haya deslizado ayer con sus íntimos su apoyo a la continuidad de Russo en el puesto.
Un hombre cercano al dirigente le dijo a Télam que “Jorge (Ameal) quiere que Miguel (Russo) siga en el cargo. Hasta hubo un llamado telefónico expresando el respaldo”. Pero ya era tarde y en Ezeiza la decisión del Consejo estaba tomada.
“Cuando uno firma un acuerdo de palabra con Román (Riquelme) para que maneje el fútbol, se sabe que es él quien ostenta la última palabra en este tema”, dijo ayer a última hora a Télam un alto dirigente de Boca.
Hilando más fino, se sabe que la relación entre Riquelme y Ameal no pasa por su mejor momento: el “10” maneja el “Boca-Ezeiza”, y el presidente conduce el “Boca-Brandsen”, en la sede histórica del club de la Ribera.
El tiempo y los resultados dirán si esta diferencia se ahonda o quizás se busque un dirigente cercano de ambos, como puede ser Roberto Digón, vicepresidente tercero, quien empezaría a ir más seguido a Ezeiza para empezar a bajar las aguas.
Boca recibirá el sábado a Patronato desde las 20.15, por la séptima fecha de la Liga profesional, la noche en que Sebastián Battaglia -el jugador más ganador de la historia de Boca, con 18 títulos- querrá empezar con éxito su nuevo tiempo como entrenador.