Huracán hizo esta noche una contribución histórica en el camino de la Memoria, la Verdad y la Justicia al restituir, en una ceremonia emocionante, el carnet de socios a ocho detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar.
Norberto Morresi, Oscar Oshiro, Norberto Hugo Palermo, Pablo Reguera, José Sanabria, Jorge Gurrea, Daniel Vázquez y Eduardo Vicente fueron los homenajeados con profunda emoción en el estadio Tomás Adolfo Ducó, del club de Parque Patricios. De todos ellos hubo familiares, amigos, conocidos, recuerdos.
Y, por ellos, en el acto se descubrió un mosaico evocativo de la vigencia de los derechos humanos en una de las paredes del hall de ingreso al estadio. La construcción de la memoria colectiva.
En el Ducó estuvieron el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti; la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida; el legislador de la Ciudad de Buenos Aires y exjugador del “Globo” Claudio Morresi; y la dirigencia del club encabezada por el presidente, David Garzón.
También la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas, Lita Boitano; el titular de la comisión de DDHH de la Cámara de Diputados, Hugo Yasky; el arquero de Huracán Marcos Díaz; el periodista Gustavo Veiga, especializado en temas vinculados con el deporte y la dictadura; y Marcelo Achile y Pipo Marín, dirigentes de Defensores de Belgrano y Acassuso.
“Quiero felicitar a Huracán por este merecido recuerdo a nuestros queridos detenidos y desaparecidos. Espero que se sigan sumando clubes”, pidió Taty Almeida.
Y Pietragalla recordó: “Yo me llevé el carnet de mi viejo de San Lorenzo. El reconocimiento a los que hubieran seguido en la tribuna si no fuera por la dictadura es muy importante. Este acto representa la defensa de los derechos humanos. Esto tiene que ser una política transversal, no se puede dar un paso atrás”.
Morresi, a su turno, contó que su hermano se llamaba Norberto por el exfutbolista “Tucho” Méndez, ídolo del “Globo”.
“Cuando veníamos a la tribuna teníamos la ilusión de jugar juntos con esta camiseta. En vez de probarse en Huracán eligió militar por una Argentina mejor pero a los 17 años lo desaparecieron. Me gusta creer que ellos están mirando y se alegran cuando hacemos algo para recordarlos”, agregó.
La idea fue impulsada por Néstor Vicente, expresidente de Huracán y actual titular de la Subcomisión de Cultura, Historia y Derechos Humanos del club: “Juntamos la historia de ocho ‘quemeros’ y les pedimos a su familia y amigos que cuenten esa doble pasión: el compromiso político y el Globo”, le contó a Télam.
Vicente es uno de los autores y compiladores del libro “Restitución de carnets”, con prólogo de Taty Almeida, que fue escrito para contar la historia de los socios desaparecidos durante la dictadura militar y presentado en el acto de esta noche.
“Seguro hay muchas historias más pero estas ocho compartidas son el puntapié inicial de un tema que seguiremos caminando”, sostuvo el también titular del departamento de cultura de la AFA.
Norberto Morresi fue detenido el 23 de abril de 1976 en un operativo de “pinzas” de las tres fuerzas armadas y su cuerpo fue recuperado 13 años después.
Su papá, Julio, el “padre de la Plaza de Mayo”, falleció en marzo de 2016 luego de una larga militancia que, entre tantas cosas, incluyó una visita a la exESMA junto al plantel de Huracán de Ángel Cappa que después fue subcampeón en 2009.
Ese grupo también fue integrado por Bruno Palermo, el padre de Norberto Hugo o Beto, como lo llamaban en el barrio.
Bruno y Beto, por ejemplo, viajaron a Rosario en un Fiat 1600 para ver al equipo de César Luis Menotti en el Gigante de Arroyito ante Rosario Central, en un triunfo que encaminó el histórico título.
Norberto desapareció el 14 de octubre de 1975 cuando tenía 21 años mientras cumplía con el servicio militar obligatorio en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo.
Oscar Oshiro, el “Japo”, nació y se crió en el barrio de Nueva Pompeya. Sus padres eran inmigrantes japoneses y eran dueños de una tintorería de la zona. Oscar militó desde muy joven y sus seres queridos recuerdan su predilección por René Houseman.
También que, para no entrar en conflicto con su mujer, hincha de San Lorenzo, a su hija Gabriela, una artista que actualmente reside en Estados Unidos, la llevaba a escondidas a la cancha.
Luego de ser perseguido violentamente, el 21 de abril de 1977 fue secuestrado en su estudio jurídico y según testimonios lo trasladaron al Centro Clandestino “El Vesubio”.
Silvia Reguera relató la historia de su hermano, Pablo, desaparecido en enero de 1977 a los 21 años, en la esquina de la sede de Huracán. “Mi hermano y Huracán eran lo mismo, el ‘Globo’ era su vida. Vivíamos a unas pocas cuadras de la cancha y desde joven iba a los partidos con la hinchada”, recordó.
A los pocos meses de haber desaparecido, la hinchada colgó en un partido una bandera que rezaba “¿Dónde está Pablito?”. Reguera militaba en la Unidad Básica “Héroes de Trelew” ubicada a pocas cuadras del Ducó, junto a José Sanabria y Jorge Gurrea.
El “Negro José” o “Joselo” Sanabria y Jorge “Tito” Gurrea disfrutaron juntos del “oasis de ver campeón al Globo” y festejaron el título frente a la sede de la avenida Caseros cantando la música de Rodolfo Zapata.
A Gurrea lo secuestraron en julio del ’76 y lo asesinaron cuando se escapó de un vehículo en que lo trasladaban de un centro clandestino; José fue secuestrado en abril del 78 y figura entre las víctimas en el Juicio Vesubio III.
Eduardo Vicente, finalmente, heredó el fanatismo por Huracán de su papá, Luis, quien fue un reconocido y destacado deportista: boxeador, ciclista y campeón de Atletismo.
A los 24 años este maestro, delegado sindical, militante social y escritor fue asesinado en marzo de 1977 por efectivos de las fuerzas militares cerca de su casa.
“Maestro, donde quieras que te encuentres aquí está tu nombre”, dice una de las placas que se pusieron en homenaje y memoria a Eduardo en dos escuelas porteñas.