Desde el 16 de septiembre las cosas comenzaron a cambiar en Irán, un país que en la actualidad cuenta con un régimen religioso islámico con características fuertemente represivas. Ese día la Policía de la Moral asesinó a la activista Mahsa Amini porque ella no llevaba su hijab, el pañuelo que -obligatoriamente- todas las mujeres de esa cultura deben llevar siempre puesto.
A partir de allí una revolución estalló en las calles, pidiendo terminar con esa fuerza policial religiosa y ponerle coto a las imposiciones a las mujeres. A partir de entonces se pudieron ver imágenes de mucha conflictividad social en el país persa, fruto de una sociedad que salió a la calle en busca de satisfacer sus reclamos.
Pero los meses pasaron, y el régimen iraní fue recuperando terreno y venciendo a la revuelta que había puesto su sistema en jaque. A tal punto que en las últimas semanas comenzaron las ejecuciones públicas a hombres y mujeres que fueron parte de las protestas en las calles, bajo el delito de ‘moharebeh’, que quiere decir ‘enemistad con Dios’, tal como explicaron en IranWire.
En las últimas horas la noticia sobre la próxima ejecución del futbolista Amir Nasr-Azada fue denunciada por la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPRO), el sindicato mundial de las organizaciones gremiales de jugadores de cada país-
“FIFPRO está conmocionada y asqueada por las noticias de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán tras hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades fundamentales en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la retirada inmediata de su castigo”, publicó en su Twitter la organización.
Nasr-Azadani tiene 26 años, debutó en el equipo Rah Ahan de la Pro League del Golfo Pérsico en 2015, y luego pasó al Tractor de la misma competencia.
La única figura de la Selección Iraní que participó de Qatar 2022 que hasta el momento se expresó fue el arquero Alireza Beiranvand, quien pidió que le remuevan la pena a su colega. El medio iraní IranWire informó que la familia del futbolista “ha sido amenazada repetidamente por las fuerzas de seguridad de la República Islámica”, para que no se filtre la decisión que el régimen iraní había tomado.
Ya el jueves pasado, el joven Mohsen Shekari fue ejecutado luego de un juicio que fue tildado como “farsa” por diversos organismos de derechos humanos. Se lo juzgaba por haber apuñalado a un oficial de la Policía de la Moral.
Durante el día de ayer también se ahorcó en público a Majid Reza Rahnavard, un deportista de la lucha libre quien fue acusado de haber matado a dos miembros de la fuerza de seguridad a puñaladas, un hecho que la resistencia al régimen iraní denunció como falso.
Y no son los únicos que deberán pagar esta pena capital en Irán, ya que la ONG Amnistía Internacional denunció que son una docena quienes están esperando injustamente su deceso por haber sido parte de las protestas donde, según el último balance de la ONG Iran Human Rights (IHR), al menos 458 personas murieron en las represiones en las que la ONU aseguró que hubo 14 mil detenidos.
La campaña por el futbolista se suma a la que desde IHR hacen de el actor de teatro Hossein Mohammadi, quien está en la misma situación terminal. En la misma ONG también denunciaron que otro de los condenados a muerte es el médico Hamid Gharehasanlu, de quien afirmaron que durante su detención fue torturado y su pareja obligada a declarar contra de él.
Para Mahmood Amiry-Moghaddam, director de IHR, la protesta internacional por estas acciones debe ser “más fuerte que nunca”. Quizás con la noticia de que un futbolista va a ser ejecutado, en tiempos del Mundial de Qatar 2022, la situación pueda cambiar para él y todos los demás en su misma situación. La denuncia de la decisión puede llegar a cambiar el futuro de ellos, y es un primer paso para lograrlo.