River escribió una página histórica en el fútbol mundial con el triunfo 2-1 ante Independiente Santa Fe, de Colombia, porque lo hizo con el volante Enzo Pérez de arquero que además jugó con una distensión muscular en la pierna derecha, y sin cambios como consecuencia de las 20 bajas en su plantel por los casos positivos de Covid-19.
El equipo de Marcelo Gallardo, a pesar de todos los contratiempos, quedó primero en el grupo D de la Copa Libertadores con 9 unidades por encima de Fluminense (8), Junior, de Colombia (6) e Independiente Santa Fe (2), ya eliminado y sin chances de clasificarse tampoco a la Copa Sudamericana, a falta de una jornada.
Fabrizio Angileri y Julián Álvarez marcaron para River, mientras que el mediocampista Kelvin Osorio descontó para los colombianos.
La previa del partido giraba en torno a los problemas de River, que empezó una semana difícil con los disturbios en el empate ante Junior, los casos positivos de coronavirus y la eliminación contra Boca en los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol con un arquero debutante como Alan Díaz.
La negativa de la Conmebol por el pedido de incluir a dos arqueros juveniles puso las cosas más difíciles, sumada a la caída de Fluminense ante Junior, pero el River de Gallardo sacó a relucir una vez más su carácter combativo en los peores momentos.
River, con los estrenos de los juveniles Tomás Lecanda y Felipe Peña, ambos de brillante labor, salió con todo a atacar a Santa Fe.
Agustín Fontana dispuso de dos situaciones claras, dos mano a mano, y Angileri apareció en el rebote de su segundo intento fallido para abrir el marcador.
Poco después, Julián Álvarez, la figura del partido más allá de la atención que se llevó Enzo Pérez, convirtió un golazo de zurda con una gran definición en dos movimientos.
River, a pesar de las múltiples bajas, salió a jugar como de costumbre, esta vez con la idea de que la pelota esté lo más lejos posible de su área por obvias razones.
Acaparó el mediocampo el local y por momentos tuvo buenas conexiones entre José Paradela, Angileri y Jorge Carrascal.
Santa Fe exhibió un nivel muy pobre en el primer tiempo. No encontró espacios para desbordar a River y tampoco pudo patear al arco, además de sus falencias defensivas.
Enzo Pérez, el arquero improvisado por fuerza mayor, estuvo atento, pero delante tuvo una seguridad férrea de sus compañeros con Lecanda, Jonatan Maidana, Héctor Martínez y Angileri.
River sintió el desgaste de la primera media hora, aunque se mostró peligroso con Álvarez, una verdadera pesadilla para el fondo colombiano. Necesitó más ayuda de un Fontana de noche errática, poco dúctil para la definición en una jornada que podía consagrarlo.
Independiente Santa Fe tomó la posesión de la pelota en el segundo tiempo con más decisión, ante un River que se replegó sin perder el equilibrio.
El equipo colombiano no generaba peligro hasta que Milton Casco perdió la marca por la banda izquierda y luego de algunos rebotes, el ingresado Osorio marcó el descuento.
Los minutos jugaban a favor de los visitantes porque el cansancio se hizo notar en River, que no tenía cambios. Pero la fortaleza y el corazón le permitieron mantenerse en partido y, más allá de algún susto, con una leve mejoría de Carrascal, hasta pudo definirlo con una contra del futbolista colombiano riverplatense.
El final encontró el abrazo de los 11 jugadores de River en el Monumental y a ellos se unió Marcelo Gallardo, el entrenador que planificó el partido de manera perfecta, como otras noches, pero la de hoy resultó muy especial y épica. Y no es casualidad.