La selección argentina, con el empate sin goles de anoche ante Brasil, y merced a las derrotas de Uruguay y Chile, más la igualdad de Colombia, se fue anoche de San Juan con el gran objetivo cumplido de clasificarse al Mundial de Qatar 2022.
Ni el más optimista pensaba hace un año que la selección que dirige Lionel Scaloni, uno de los grandes ganadores de este proyecto, tendría durante 2021 las dos metas cumplidas: salir campeón de América y tener el pasaporte para el año que viene en Qatar.
“El año es soñado: ganamos la Copa América, estamos invictos y clasificamos al Mundial con cuatro fechas de antelación, y un partido sin jugar. No me gusta agrandar las cosas pero es para estar orgulloso del equipo. Conseguimos esto con mucho por jugarse en una clasificatoria durísima”, valoró Scaloni en la conferencia de prensa.
Luego, abrió una puerta para no crear falsas expectativas: “Sé que vendrán tiempos difíciles y habrá que estar preparados”, apuntó el técnico rosarino, de 43 años.
Argentina logró el pasaje al Mundial con cinco fechas de antelación por primera vez en su historia desde que se juega este sistema, en las últimas seis Eliminatorias Sudamericanas.
Más allá de los fríos números, hay que valorar como lo más positivo de esta selección argentina su cercanía con la gente: el hincha argentino volvió a gritar por su selección, algo que se notó anoche en San Juan, pero también en el Monumental en las dos jornadas anteriores como local en las eliminatorias.
Dentro de esos dos objetivos cumplidos, también se valora el recambio de figuras lógicas, con futbolistas no conocidos por el mundo del fútbol local, pero que venían de ser figuras en sus equipos en Europa.
Emiliano “Dibu” Martinez, Cristian “Cuti” Romero y Rodrigo De Paul, por ejemplo, que pocos tenían en cuenta, fueron observados por el entrenador y su cuerpo técnico, donde el ex jugador Pablo Aimar es figura clave. Ahora, estos son nuevos ídolos para los hinchas y están en el podio que lidera el “único”, que es Lionel Messi.
Alguna vez se criticó -por parte de la prensa que no estaba de acuerdo con la designación de Scaloni- su particularidad de vivir en España y no en la Argentina. Sin embargo, eso le sirvió para tener un contacto permanente con los jugadores que actúan en el viejo continente para saber sus sensaciones y sus problemas.
Ya no se habla del “club de amigos de Messi” y seguramente aquella victoria histórica el 10 de julio pasado en el Maracaná, para obtener la Copa América que no se ganaba desde 1993, tendrá mucho que ver con eso.
Pero también se nota que hay otro Messi, tan comprometido como antes, pero más jugador de equipo.
Además hay que destacar el trabajo del cuerpo técnico para recuperar a Di María para la selección, ya que todos sabían que la estrella del PSG nunca tuvo “piel” con los simpatizantes argentinos. Por eso nadie puede creer ahora que ayer 25 mil hinchas gritaban a viva voz “Fideo, Fideo” en la noche sanjuanina.
A eso se suma que, finalizada una discreta actuación del equipo ante Brasil, todos cantaran “Dale campeón, dale campeón” en un apoyo total a la llamada popularmente “Scalonetta”.
Así, el público futbolero valora el renacer de un equipo que luce como tal en pos del un objetivo, y se compara con selecciones como Uruguay, Chile o Colombia, que están peleando por un cuarto lugar en la clasificación y no pudieron hacer el recambio suficiente para lograr esa meta.
Ahora se viene Qatar, justamente dentro de un año, y Lionel Scaloni sabe que esto es fútbol y que las “mieles” de la gloria duran poco.
“No tenemos posibilidades de jugar contra los seleccionados europeos, pero no creo que haya rivales superiores a los que enfrentamos en estas eliminatorias. Sí entiendo que son rivales diferentes”, dijo Scaloni con satisfacción en la rueda de prensa.
Lo más importante del cierre de esta expedición de la selección argentina por las tierras de Cuyo es la nueva sensación de que aquello que muchos cuerpos técnicos buscaron sin poder lograr en los últimos ciclos, este plantel comandado por Scaloni lo consiguió con creces.
Primero fue obtener un título oficial y, enseguida, una clasificación al Mundial. Luego, sentir -como nunca en las últimas décadas de la selección- el apoyo total del hincha argentino.