River cumplió y le ganó a Liga Deportiva Universitaria, de Quito, para terminar primero en el Grupo D de la Copa Libertadores. El equipo de Marcelo Gallardo venció al conjunto ecuatoriano por 3 a 0 en cancha de Independiente, en el final de la fase de zonas.
De esta manera River se quedó con el grupo al alcanzar los 13 puntos, contra 12 de Liga de Quito, mientras que San Pablo finalizó con 7 y se clasificó a la Copa Sudamericana, en tanto que Binacional, de Perú, con 3 unidades, quedó eliminado.
El partido en el Libertadores de América tuvo un primer tiempo equilibrado, en el que hubo situaciones repartidas que, en el caso de River no se tradujeron en goles por impericia de sus delanteros Rafael Santos Borré y especialmente Matías Suárez, mientras que, en lo que respecta a Liga de Quito, fueron desbaratadas por el arquero Franco Armani.
Es que los dirigidos por el uruguayo Pablo Repetto sabían que con la igualdad se quedaban con el primer puesto de la zona, pero, por las características ofensivas de su juego, no podían refugiarse muy cerca de su arco por lo peligroso que les resultaría sostener un asedio constante de los de Marcelo Gallardo.
Por eso el juego se hizo atractivo, de ida y vuelta, con Paulo Díaz intercambiando buenas con malas a la hora de tratar de convencer a Gallardo de que es el reemplazante ideal de Lucas Martínez Quarta para mantener este 4-3-3 pospandemia que ensaya el “Muñeco”.
Mientras que, en la otra punta del equipo, sobresalió la calidad y jerarquía del cordobés Matías Suárez, enganchando, sacando rivales de encima con llamativa naturalidad, tirando “caños” limpios y productivos, tanto parado de frente a un defensor como de espaldas, con taco y asistencia, como en el que terminó en una fallida definición de Santos Borré.
Claro que antes de esa acción hubo dos muy claras suyas, sacándose un rival de encima con túnel frontal y estrellando el derechazo en el travesaño, y otra en la que enganchó de derecha hacia el medio eliminando a Moisés Corozo y tratando de definir de zurda, al segundo palo del arco defendido por el argentino Adrián Gabbarini.
Lo emotivo pero ineficaz de ese primer período se resolvió rápidamente para River antes del cuarto de hora del segundo tiempo, cuando, entre los 7 y los 14, el conjunto “millonario” llegó a la red, primero a través de una conquista en posición adelantada de Santos Borré, que si hubiese sido éste un partido por octavos de final, lo habría anulado el VAR, y luego con un tanto de su goleador en esta Copa, Julián Álvarez (cinco goles en seis partidos), picándole la pelota a Gabbarini.
Claro que, 14 minutos antes, se produjo una variante que en ese lapso inicial del complemento le dio pingües ganancias al conjunto de la banda roja, y fue el reemplazo de Santiago Sosa (estuvo cerca de irse a préstamos a Independiente), en lugar de Ignacio Fernández, que salió en el entretiempo dolorido en la rodilla derecha.
El mercedino de 21 años trabajó en la recuperación y asistencia para el primer gol riverplatense y luego trabajó como para que Enzo Pérez, que jugó al límite de tarjetas amarillas acumuladas, no tuviera que exigirse tanto en la recuperación y se arriesgara menos, pensando en los octavos de final que se jugarán en la segunda quincena de noviembre, después de la ventana de fecha FIFA del 12 y 17 del mes próximo.
La media hora final entonces tuvo sabor a cuestión definida y el triunfo “millonario” no iba a entrar en discusión alguna, mientras que, a medida que pasaban los minutos, se disolvía la posibilidad de que un “superclásico” con Boca Juniors tuviera lugar en los octavos de final.
Y la frutilla del postre llegó para los de Gallardo sobre los 43 minutos, cuando Lucas Pratto tocó la primera pelota tras ingresar 60 segundos antes, y habilitó al colombiano Jorge Carrascal, que había ingresado hacía 5 minutos, para la tercera y definitiva conquista del circunstancial “equipo de Avellaneda”.
En simultáneo y sin poder meterse en octavos, San Pablo goleaba 5 a 1 a Binacional, su verdugo en la altura de Juliaca, con goles de Vitor Bueno, Robert Arboleda, Brenner y dos de Pablo (descontó Jean Deza para los peruanos), y de gran candidato a meterse en la primera ronda de “playoffs” de Libertadores pasó a quedarse con el premio para los brasileños “desconsuelo” de la Sudamericana.