Hasta no hace mucho, el futuro de Agustín Rossi en Boca era incierto. De hecho, la dirigencia ya le había conseguido un reemplazo –Sergio Romero– cuando comenzó a correr con fuerza el rumor de que el arquero estaba decidido a abandonar el club. Todo comenzó cuando se dio a conocer que el arquero iba a finalizar su vínculo con el cuadro azul y oro a mediados del próximo año, lo que quería decir que desde enero podía negociar con cualquier otro equipo para que lo incorpore libre en seis meses. A esto, claro está, se le sumó que Rossi rechazó la “gran propuesta” que le había acercado el Consejo de Fútbol de Boca y que así catalogó uno de sus integrantes Jorge Bermúdez.
Desde el Consejo sabían que esa oferta no cumplía con las exigencias puestas por el arquero y su entorno, por lo que fue rechazada inmediatamente. El propio Mauricio Serna, integrante del CdF Xeneize, aseguró que tenían la intención de volver a reunirse con los allegados a Rossi para buscar acercar los números y así retener al portero. Pero eso no solo no ocurrió, sino que además la dirigencia del xeneize no dudó en contratar a Sergio Romero para que defendiera el arco del club el año próximo.
Desafortunadamente para el ex seleccionado argentino, sufrió una nueva complicación en su rodilla derecha, tuvo que ser operado y será baja por lo que queda del año. Conociendo el panorama, y lo que pretende Rossi, una nueva oferta desde la dirigencia que conduce Jorge Amor Ameal se terminó por encaminar- Las cartas estaban sobre la mesa y el objetivo del club de La Ribera es claro: que Agustín Rossi se quede en Boca. ¡Y claro! el arquero fue la gran figura del campeonato y la remontada del club se debió, en gran parte, a sus manos.
Boca se convirtió este domingo en el nuevo campeón de la Liga Argentina, basó su logro en el muy buen momento de su arquero y la confirmación de varios valores juveniles, más el surgimiento de otros, que fueron carta fundamental para el título de la Liga Profesional. Sin duda que la actuación de Rossi, que ahora está en la lista previa de 55 futbolistas de la selección argentina para el Mundial de Qatar 2022, fue gravitante en la campaña y su presencia “achicó” rivales. De hecho, nunca pesó en su rendimiento el no llegar hasta ahora a un acuerdo con los dirigentes para la renovación de su contrato que vence el 30 de junio del 2023.
El “Rossi es de Boca y de Boca no se va” se cantó en las tribunas en gran parte de la Liga como un reconocimiento a su figura y un reclamo para los integrantes de la secretaría de fútbol que dirige Juan Román Riquelme como vicepresidente segundo. El futbolista de 27 años sabe que esta en el punto máximo de su carrera y en estos días su representante se volverá a reunir con la dirigencia para tratar de llegar a un acuerdo que parece lejano.
La participación de varios valores juveniles ante la deserciones por lesiones de los más grandes, fue el otro argumento primordial para justificar esta nueva estrella. “Los partidos lo ganan los chicos, los campeonatos los hombres”, dijo en la década del sesenta Antonio Rattín, aquel legendario caudillo boquense de mil batallas.
El “Rata” que marco con su camiseta número 5 una época gloriosa de Boca, exponía en sus palabras una ley universal del fútbol que este Boca de Hugo Ibarra trato de desmitificar. Esta vez los pibes no solo ganaron partidos, también por carácter se pusieron a sus espaldas a un equipo al que se le iban cayendo a lo largo del camino varios nombres de peso y trayectoria.
Cuando ya no estaban Sebastián Villa, Marcos Rojo, Darío Benedetto, Nicolás Figal o Exequiel Zevallos, aparecieron otros al principio desconocidos para los habitués de la “Bombonera”, pero luego tomados como bandera para los hinchas. Eran los Luca Langoni, Gonzalo Morales, Gabriel Aranda, Maxi Salazar, Kevin Duarte, primeros ignorados ahora reconocidos.
Ellos junto a los también juveniles pero con más partidos en el “lomo” como Alan Varela, Luis Vazquez, Agustín Sandez, Aaron Molinas fueron los protagonistas impensados de este Boca campeón 2022. “Mi sueño es que de 11 jugadores titulares, 9 sean de las inferiores”, aquella vieja frase que dijo el expresidente del club Mauricio Macri cuando asumió a fines de 1995 y nunca pudo concretar, fue un “lujo” que pudo cumplir Román Riquelme en algunos partidos y gracias al de los exjugadores que dirigen las inferiores en el predio de Ezeiza.
Debutaron 22 juveniles en Boca en los últimos tres años por decisión técnica, sin contar a los que debieron hacerlo de urgencia ante Banfield y San Lorenzo, por estar el plantel principal aislado por el tema del Covid en la pandemia. “El vamos, vamos los pibes” tronó como hace años no pasaba en el estadio “xeneize” después de una laboriosa victoria ante Velez.
Sin dudas que entre ellos Varela y Langoni los dos nacidos en el Partido de La Matanza, son los que encabezan el podio en el gusto de la “12”. El mediocampista central de 21 años, que había perdido la titularidad por temas personales, en abril de este año se apodero del medio y se convirtió en pieza infaltable, a veces le cambiaban los acompañantes, pero el seguía firme en el medio con su seguridad para tratar la pelota y su sapiencia para estar siempre ubicado.
De los 33 partidos que disputó solo su equipo perdió en cuatro, pero más allá de los fríos números, las palabras de Román ya lo diploman para ser uno de los jugadores de más futuro del fútbol argentino. “Tiene demasiado clase para ser un cinco en nuestro país, lo mejor que hace es pasar la pelota de maravilla”, dijo el ídolo hace unos días. Mientras que el delantero de apenas 19 años de origen humilde en Laferrere saltó a la primera, con las lesiones en continuado de Sebastián Villa y Exequiel Zevallos.
Aportó todos goles decisivos que le permitieron a Boca ganar 15 puntos y no fue solo aquella aparición furiosa en la Bombonera ante Atlético Tucumán líder en ese momento, para dar vuelta el resultado y meter al equipo en la lucha por el torneo. Después vino el 2 a 1 en Santa Fe ante Colón y un gol clave frente a Godoy Cruz, en Mendoza, con un equipo alternativo y para empezar a ilusionarse con el título.
Consolidado en el once con Darío Benedetto como titular, al que asistió en gran jugada para el segundo gol frente a Aldosivi, el juvenil también debió sufrir el desgaste físico de la seguidilla de partidos. En Junín tocó al gol una contra perfecta que le dio a Boca un triunfo sufrido pese a la baja de Marcos Rojo, después que el defensor errara un penal.
Y el jueves pasado en La Plata ante Gimnasia después de varios rebotes puso el 2 a 1 de la victoria para dejar a su equipo solo en la punta faltando una fecha. Por eso más allá de algunas apariciones de Benedetto, como el gol ante River, la seguridad de Marcos Rojo, las subidas de Fabra o el desequilibrio cuando estuvo de Villa, el secreto del título paso por otro lado. Entre las manos de Rossi y el atrevimiento de los “chicos”, estuvo la fórmula ganadora de este Boca campeón dirigido por Hugo Ibarra.